Capítulo 1: El castillo de la Montaña

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El castillo de la montaña hacía años que estaba abandonado. Lleno de polvo, triste y frío, se podía ver desde el pueblo entablando conversaciones con la soledad. De noche se percibía su silueta y si la observabas los días de luna llena, un escalofrío invadía tu cuerpo subiendo de los pies hasta la cabeza. Algo extraño invadía ese lugar. Por eso, cuando empezó a filtrarse por el pueblo que lo iban a derribar, todos se alegraron, fue unánime, nadie puso objeción alguna contra semejante aberración, por muy histórica que fuera.

Era un día soleado de otoño, el sol proporcionaba un agradable calor a los transeúntes quien salían a visitarlo. Julián estaba en el lugar indicado, le habían llamado la noche anterior para ir a ver el castillo, estaba contento que hubieran escogido su empresa para derribar ese macabro lugar y sería la primera vez que lo vería de cerca. Al fin llegó el dueño con el arquitecto y se marcharon a su destino.

-cómo puede ser eso!?-exclamó Julián atónito por lo que veían sus ojos.

El castillo llevaba más de cincuenta años cerrado, nadie había puesto un pie allí en todo ése tiempo y aún así parecía cómo si nunca lo hubieran abandonado. Todo estaba limpio, ordenado, sin una pizca de polvo en ninguna parte. Sólo un agrio olor del aire delataba que nadie había abierto sus puertas en mucho tiempo. Mientras permanecían allí parados asimilando la primera impresión, se oyó un lento chirrido detrás suyo y la puerta se cerró. Una suave brisa fresca les acarició la piel poniéndoles los pelos de punta y todos se miraron los unos a los otros por un instante intentando disimular el ridículo escalofrío que recorría sus entrañas. Ya calmados el arquitecto fue a comprobar la puerta mientras el ahora dueño del lugar empezaba a dar sus ideas de cómo procederían en la demolición.

-No se puede abrir la puerta-observó con voz alta y quebradiza el arquitecto. Se acercaron hacía allí para comprobar por si mismos que no era ninguna broma, realmente estaba atascada.

-Voy a buscar por aquí a ver si encuentro algo para abrirla-dijo Julián y se fue a dar la vuelta por entre esas paredes de roca fría. El castillo era grande pero enseguida encontró lo que buscaba y regresó a la entrada.

-Ya lo tengo!-exclamó alzando la voz entusiasmado, pero sus palabras desaparecieron en seco quedándose mudo al divisar la esperpéntica escena que tenía delante sus ojos. El dueño y el arquitecto yacían inertes encima de un gran charco de sangre.

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Sus manos y rodillas empezaron a temblar y lo más parecido a una palanca que había podido encontrar cayó de sus manos al suelo resonando por todo la sala cómo el eco en una montaña. El sonido le despertó del aturdimiento y, con todos sus sentidos alterados, miró a su alrededor pero no pudo ver a nadie. Aún así tenía que salir de allí lo antes posible y avisar a la policía. Recogió el hierro apretándolo fuerte entre sus gruesas manos de albañil y se fue rápido a abrir la puerta para escapar de ése mal sueño.

Gotas de sudor bajaban por su pecho, tenía la espalda empapada, sudaba, más que por el esfuerzo, por el miedo que se apoderaban de él a medida que avanzaban las agujas del reloj. Finalmente quedó rendido ante el inútil esfuerzo sin recompensa, abatido por la desesperación. Era imposible abrir ésa maldita puerta, no lo entendía. Se sentó apoyando la espalda en la dura madera del portón observando la sala frente a él, con los dientes apretados de rabia e impotencia. Cada músculo de su cuerpo estaba en tensión, en alerta, esperando lo peor.

Quién los había asesinado? Por qué aún no habían ido a por él?

No se oía nada, todo estaba en silencio, la casa parecía desierta y la ausencia de sonido le calmó un poquito. Entonces fue cuando se fijó en una esfera negra que descansaba en un cojín rojo en la cima de un fino pedestal blanco. Parecía cómo si algo se moviera en su interior, cómo si fuera una nube de humo gris en un movimiento constante, lanzado pequeños relámpagos de un lado a otro de la bola. Julián no podía dejar de mirarla, había algo en ella que le arrastraba hacia allí cómo un imán, tenía que verla más de cerca. Se levantó y lentamente se fue acercando. Ya delante del misterioso objeto vio cómo un humo negro se movía de una forma hipnótica, parecía que dentro del humo había algo más, no lo podía ver bien, acercó más la cara y entonces lo vio, sin creer del todo lo que contemplaba, parecían…era cómo…eran cómo personas minúsculas volando de un lado a otro, cómo intentando encontrar un lugar por el que escapar de esa prisión de cristal. Cada vez que se acercaban al vidrio, podía ver con claridad sus caras y sus desesperados ojos abiertos cómo micro-naranjas.

¿Cómo podía ser? ¿Acaso estaba alucinando? Se limpió los ojos intentando borrar la escena cómo por arte de magia pero cuando los abrió todo seguía igual. Bueno, casi igual. Ahí, con los ojos clavados en la esfera, pudo ver claramente al arquitecto, si, era él, no su cuerpo que yacía en el suelo cerca de la entrada, pero si parte de él, su alma quizás, allí encerrada. Automáticamente dio unos pasos atrás antes de que el pánico se volviera a apoderar de él y quedó totalmente paralizado. Ningún músculo de su cuerpo respondía, no podía moverse, un leve grito intentó salir de su boca sin éxito alguno. De golpe se cerró la luz quedándose a oscuras y allí, en ése momento, en ése lugar, supo que había llegado su hora.

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2 comentarios en “Capítulo 1: El castillo de la Montaña

  1. Acabo de leer el cuento, y como quedamos en el «Quitter» hago una crítica constructiva. Dada la brevedad necesaria en este medio para hacerlo, espero que no malinterpretes lo que voy a escribir, porque voy a ser directo.

    El resumen podría ser «la historia tiene posibilidades pero le falta trabajo». No sé cuántas veces lo has revisado. Revísalo otra vez, elimina redundancias, tacha (yo tacho tanto como dejo, o más), cambia las frases ambiguas, elimina las frases manidas y simplifica las enrevesadas.

    No sé cuánto tiempo llevas escribiendo pero hay algunos problemas de redacción que te señalan como escritor novel. Demasiadas oraciones subordinadas, demasiadas explicaciones, demasiados adverbios. Luego en un momento dado, en los diálogos, cambias al estilo de puntuación anglosajón, no me molesta cuando leo en inglés, pero da sensación de incongruencia.

    Hay medios para mejorar y te recomiendo algún manual del tipo «Cómo escribir ciencia-ficción y fantasía» de Orson Scott Card, o «Escribir ficción» de la Gotham Writer’s Workshop, o mejor «Cómo NO escribir una novela» de Sandra Newman y Howard Mittlemark, porque está escrito haciendo incapié en los errores que cometemos los aficionados.

    ¡Ánimo!

    • muchas gracias por tus consejos, los veo bien acertados, ya sabía que no estaba muy bien porqué no puse mucho esfuerzo en hacerlo, más bien fue una diversión previa a algún escrito más serio, pienso que tampoco es muy original pero ya te digo, fue para pasar el rato aunque tu comentario me ha hecho ver que escribir correctamente es más difícil de lo que creía, leeré alguno de los libros que me recomiendas y pensaré lo de la lengua pues al no ser mi lengua materna el español ni practicarlo mucho por la zona en la que vivo creo que me desenvolvería mejor en catalán, siempre se puede traducir luego.

      Gracias por todo y que vaya muy bien!

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